Los marcos a medida elegidos para enmarcar una obra nos ofrecen perspectivas únicas e información adicional sobre ella. También pueden evocar sensaciones y emociones diversas.
Así es como impactan en nuestra percepción:
La elección del marco adecuado es un factor crucial para que la obra se adapte a la perfección al entorno donde será expuesta y contemplada por el espectador. Por ejemplo, una galería puede demandar molduras artesanas sofisticadas y sutiles que encajen con la estética del espacio; mientras que esa misma obra en un hogar con un marco de estilo puede adquirir un aspecto más clásico y acogedor.
La selección de la moldura no solo realza la estética de la obra de arte, sino que también influye en la percepción que tenemos de ella en diferentes contextos, tales como:
Existen numerosos ejemplos a lo largo de la historia que muestran cómo la enmarcación se ha utilizado para influir en la percepción de una obra de arte transmitiendo, en ocasiones de forma velada, mensajes concretos. Uno de los ejemplos más conocidos es el del pintor renacentista Leonardo da Vinci, del que se cree que experimentó con marcos ennegrecidos para dar una mayor profundidad a sus obras, llevando al espectador a una experiencia más inmersiva y tridimensional.
Durante los s. XVII y XVIII el marco dorado o de estilo se institucionalizó como un objeto de lujo de la nueva sociedad de consumo que se estaba desarrollando. Obras maestras o copias vulgares, las pinturas con marcos dorados adornan las casas burguesas y los museos. El marco de oro define el estatus social de quien lo tiene. Pintores barrocos como Caravaggio o Velázquez utilizarán asimismo molduras ornamentadas para resaltar la importancia de sus obras y otorgarles una sensación de majestuosidad y grandiosidad.
Los pintores impresionistas como Monet o Pisarro decidieron utilizar marcos blancos para otorgarle el valor de la pintura al interior del marco y para buscar una nueva armonía entre el cuadro, el marco y el lugar de exposición. Otros artistas fueron un poco mas allá. Así, Georges Seurat pintó los marcos de muchas de sus pinturas en los mismos tonos de éstas. Y Degas colocó anchos paspartús en algunas de sus pinturas, pintados con colores que repetían los de la pintura, para crear un estado de transición entre la pintura y el marco.
En resumen, la psicología detrás de la enmarcación muestra que no solo se trata de embellecer el arte, sino de comprender cómo el marco se convierte en parte de la historia y la percepción de la obra. Es un aliado poderoso que puede transformar la narrativa visual de una pieza y, por ende, el impacto que tiene sobre el espectador.
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El marco establece con el espectador de una obra una relación muy especial. Influye en cómo experimenta e interpreta lo que contempla, evocando sensaciones y emociones concretas. ¿Quieres saber cómo? Te lo contamos en este post